27.6.05

Cumpliendo promesas

Como anuncié hace uno días, y sin noticias de censura manifiesta por su autor, vaya mi review de Pasaporte.

Aclaremos ante todo que la novela no es un género que me plazca leer, motivo por el cual los volúmenes de esta especie no abundan en mi biblioteca -tanto tangible como intangible-, y los pocos que llegan a ocupar un lugar lo hacen como encargos de cátedras o debido a un interés excesivo -de mi parte- por su autor, su estilo o su tema. Así Pasaporte© aterriza ante mis ojos interrumpiendo a Jorge Amado y con la reciente seguidilla de Manuel Puig, Ítalo Calvino, Flaubert y Stevenson, y si bien “el derecho comparado es el derecho de los tontos” -no recuerdo quien dixit-, la lectura no puede dejar de sentirse desde el bagaje incorporado. Tamaña empresa para la ópera prima de Grinboju, que a fuerza de ganas y voluntad, sin miedo y sin asco, se le abre a este ignoto lector, desafiando cualquier juicio, con la libertad y el riesgo que sólo un libro -ya separado del vientre oculto y protector de su autor- puede tener.
Pasaporte© rompe el silencio con un primer capítulo casi inmejorable, sobre todo su tercer párrafo. Quiroga sostenía que para decir algo no existen más palabras que las que se necesitan para hacerlo, y en este extracto no sobra ni falta nada, todo está allí, breve, directo, bello y repleto de sentido, despertando e invitando a compartir las páginas que esperan.
Si bien la historia nunca aburre, los capítulos siguientes -abocados a introducirnos en el mundo de Pasaporte©- pueden llegar a mostrar altibajos en la narrativa, y por momentos se arriesga un relator excesivamente cotidiano, compensado con el profundo sentido de pertenencia que logra, en las hojas se respira Argentina, sobre todo, vive Buenos Aires, su gente, sus postales, sus aromas.
Son constantes las referencias textuales a la música, creando un soundtrack que acompaña durante todo el recorrido. Quizás el aporte de datos y no de sensaciones pueda robar un excelente agregado a quien desconozca las fuentes, pero esta limitación se suple con creces en la escena de Nena con el disco de Poe, si bien era de todo lo referido lo único que desconocía, cerré el libro con la certeza de estar apretando el stop del equipo de música y con las melodías aún zumbando en mi cabeza.
Con el correr de la lectura la cosa cambia, escribir es una forma especial de contar, y el autor logra una conexión tal con el texto que hasta pareciera que se ha escrito solo, sin esfuerzo. Josi se anima a más, se adueña del lenguaje y obtiene un ritmo que nunca decae, se lo nota cómodo en su estilo, borrando sin presiones la frontera entre el relato y el lector, haciendo que uno reconozca hechos, situaciones, sabiéndose un poco Nena, un poco Edy, un poco de cada personaje. Josi habla del destino y del amor sin caer en lugares comunes o clichés, transformando a Pasaporte© en una excelente metáfora del crecimiento, del cambio, de la vida misma.
Cierro el libro, Josi promete -y mucho-, al lector sólo le resta esperar que él nos siga regalando su talento, de fondo escucho a Howard Jones cantando Things can only get better.

16.6.05

You look pretty

Estuve probando y mi template se ve joyita si uno navega con Opera o con Firefox, no así con el IExplorer (no pongo vínculo porque si no lo usás yo no voy a ser responsable de una navegación defectuosa(?)).

15.6.05

Ja

Este va sólo para clavar 3 post en un solo día.

SuperYo

El tema no es que no tenga nada para postear, es que me autolimito(?) demasiado.

Promesas

La semana pasada recibí y leí Pasaporte (todo en una noche), al otro día escribí una fantástica(?) review y prometí envíarsela a su autor (de la novela, no de la review), pero todavía no lo hice porque la tengo en la pc de mi casa y no la he encendido (a la pc) en beneficio de mi vida matrimonial.

Aviso: no pasa de hoy (o mañana) para que yo cumpla mi promesa, y si me lo permiten, luego publico un extracto de mi comentario.

Así que ya saben, si en una o dos semanas (qué es lo que yo demoro en postear) no aparece lo prometido habré sido víctima de la XXXXXXX.

2.6.05

Ring the peace

En esta época de sobreabundancia de comunicaciones, plagada de mensajitos y tonos polifónicos, yo prefiero la incomunicación.
Qué dulce es el sonido de la soledad.